Desde el 31 de julio al 31 de octubre
El desnudo de la figura femenina protagoniza la obra de una gran artista que retrata en sus dibujos la delicadeza, los sentimientos y las emociones que recorren la mente de una mujer.
Con una técnica depurada logra en los cuerpos una frescura traslúcida evitando las sombras no opacas. Soledad Fernández propone una perspectiva de la mujer que inspire tranquilidad, armonía y fecundidad.
Soledad recurre a la figura femenina con un estilo delicado y «nunca
agresivo». Ha elegido a la mujer como protagonista de sus lienzos porque
confiesa conocer los valores de su forma, «como mujer conozco el cuerpo y sus sentimientos».
Intenta reflejar amor, cariño y belleza. En un papel secundario, pero
sin restarle importancia, el hombre también ha tomado parte en su obra.
En menos ocasiones se ha dedicado a pintarlo, pero sabe enfrentarse
igualmente al desnudo masculino.
Los desnudos pertenecen a gente de su entorno,
«Son mis hijas, mi hermana, yo siempre pinto personas o cosas por
las que siento un afecto, a las que quiero, y esto se refleja en los
lienzos».
La pintora parte siempre de la realidad, pero no evita la ensoñación, el surrealismo.
«Siempre pinto en unos escenarios que no son los normales, porque
un desnudo entre papeles, entre plásticos, lo convierten en una obra
realmente surrealista. Creo que estoy inmersa en aquello que se llamaba
realismo mágico, cuyos orígenes quedan lejos, pero que yo creo que sigue
existiendo, que está en la mente de muchos artistas que queremos hacer
algo fantástico, algo que lleve nuestras obras más allá de lo prosaico
de la vida cotidiana»